Afuera llovía. El
niño observaba en silencio tras la ventana, a través del vidrio que lo separaba
de ese extraño mundo. Estaba aburrido
porque solía pasar las tardes jugando afuera. Pero no ese día. Su madre le había
prohibido estar bajo la lluvia porque era mala y se podía enfermar fácilmente.
Apenas había caído la primera gota, había corrido hacia su casa antes de ser
alcanzado por la tormenta que ahora dominaba el paisaje. Pero en ese preciso
instante, desde donde observaba, el mundo se veía gris. No solo afuera. También
atrás de él; las frías paredes sin pintura, la aburrida decoración de su casa,
el monótono y apagado colorido de las cosas. Tal vez porque el sol se ocultaba
tras las nubes, dejando todo iluminado
con una tenue luz que asesinaba los colores dando paso al aburrido paisaje que
veía en la habitación. Pero afuera, el mundo se le antojaba ajeno, extraño. Las
gotas que se deslizaban por el vidrio desfiguraban la realidad y sentía que la
ventana lo separaba de un universo ajeno. Y él se sentía parte del paisaje de
su hogar, gris y apagado, donde la ausencia de color derribaba su ánimo. La
ventana se convertía en un puente hacia lo desconocido, que aunque era prohibido por su madre, al
verlo sentía un poco de alegría.
Su mirada recayó en
un detalle que rompía con la monotonía del paisaje. Afuera, en medio del pasto
se asomaba un pequeño retoño, una flor amarilla. Contrastaba con el grisáceo
hogar, tanto que parecía irradiar su propia luz. Entonces el niño sintió ganas
de salir, bajo la lluvia y aferrarse al color, a la alegría. Nunca había
pensado en desobedecer a su madre, pero la viveza que inspiraba la flor era
irresistible. Se descubrió caminando afuera, hacia la flor. Las gotas
acariciaban su piel y entonces, al notar que no le hacían daño se preguntó:
¿Por qué le huyen a la lluvia?
Me permite decirlo? Sublime. Hermoso mensaje Camilo, muy hermoso. Lo mejor que te he leído. Me encantó, pero mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me halaga usted. Pero que bueno que le ha gustado. Lo escribí porque quería subir un texto con un tinte más alegre, ya que todas mis entradas en el blog tienen finales más sombríos.
ResponderEliminarLa primavera incitando al niño a desobedecer. La única manera de descubrir el mundo por sí mismo.
ResponderEliminarGran texto.
Saludos.
que ternuraaaa, está para tener vida en imágenes.
ResponderEliminarDelicioso.........
ResponderEliminarMJ: Incluso aunque sea necesario desobedecer a su madre. Ella tiene buenas intenciones pero el niño tiene que descubirr lo desconocido. Gracias.
ResponderEliminarPobreantena: Le gustan más mis historias de contenido "oscuro" o alegre? Gracias por visitar y comentar.
Irene Olmo: Sinestesia?... Gracias por comentar.
me gusto la alegoría con la flor amarilla.
ResponderEliminarQué te digo? Sólo leí dos entradas y no me dan ganas de leer más. Disculpa, pero así como hay gente que dirá "eres genial" habrá otra que dirá "me aburres", y no significa que seas malo, realmente nadie es juez de nadie y esta es sólo mi opinión.
ResponderEliminarVi tu sitio en el blog de Montt y decidí pasar a ver qué había porque veo que a cada rato te anuncias ahí. He de decir que definitivamente no eres mi estilo. Como sea, suerte!
JM
David C: Que bueno que le haya gustado. Volverá?
ResponderEliminarAnónimo: Es raro ver comentarios así. Pero es muy cierto lo que dice. Habrá mucha gente que no le gusta lo que escribo pero al menos usted se detuvo a comentar. No siempre hay que recibir buenas críticas, las malas también le sirven a uno para mejorar un poco. No me gustaría tampoco que cada persona que no le guste comente aquí...jaja. Dará una segunda oportunidad?