domingo, 12 de junio de 2011

Catarsis (Parte 4)

Esta vez se encontraba únicamente tres de los seis comensales que habían estado reunidos inicialmente. Sus rostros revelaban una profunda preocupación.
-¿Quien puede estar haciendo esto? –comenzó a hablar uno de ellos.
-No lo sé, pero obviamente quiere acabar con nosotros, nuestra familia, nuestra monarquía.
-Es claro que al terminar con todos los de nuestra sangre quedará libre el gobierno para un nuevo hombre. Y eso es seguramente lo que quiere lograr.
-Es imprescindible desplegar la máxima seguridad posible para cuidar de nuestras vidas o seguramente terminaremos bajo su fría mano.
El diálogo continuó en discusiones triviales hasta que, llegando a un acuerdo, los personajes se retiraron del escenario y dieron por terminado un cuadro más de la obra. La siguiente escena estaba llena de un encanto místico basado en la representación de un evento exótico pero popularmente rodeado de superstición. En una especie de templo improvisado en un claro de un bosque, un grupo no muy numeroso de personas, todas vestidas con los mismos atuendos del asesino, ejecutaban alguna especie de reunión clandestina.
Hablaron sobre la eliminación de la corrompida estirpe gobernante, cuyas actividades desenfrenadas derrochaban sus riquezas. Mencionaban además su eliminación para un nuevo dominio más puro.
La escena terminó con una decisión macabra: Una rápida ejecución casi simultánea del resto de miembros de la familia y sus más fieles allegados.
A un nuevo cambio de luces prosiguió una escena nocturna pero poco habitual. Una habitación de pobre iluminación no presentaba a ningún personaje. La posición de los espectadores estaba rodeada de la oscuridad tan recurrente en la obra. Ante la falta de algún personaje en el escenario, se sentían desprotegidos, como si los hubiesen abandonado y encerrado en un tétrico recinto. No había movimiento ni sonido y el público divagaba en alguna explicación o predicción del desarrollo. Pero no esperaban el desenlace diferente en aquella escena. Todo ocurrió de manera muy rápida y el tiempo que permitió para reaccionar fue mínimo. De la parte de atrás del público, un grupo de personajes usando las túnicas del asesino irrumpió en el edificio regándose rápidamente entre los espectadores. Comenzaron a atrapar aleatoriamente a personas entre el público y pasar sus armas por el cuello de las personas, haciéndoles sentir el frío metal, en una situación tan inesperada que veían a la muerte de frente. El pánico inundó el teatro. Todo el público trató de huir del teatro pero las puertas estaban cerradas, aumentando su desesperación. Parecían animales en una estampida para huir de una amenaza apenas identificada en el furor del momento. El hombre que antes había estado nervioso ahora estaba completamente descontrolado. El odio lo dominaba por completo. Pensamientos reprimidos luchaban en su mente, rompiendo barreras que antes los habían mantenido quietos, sometidos a una caja de Pandora, donde habían permanecido ocultos, permitiendo la tranquilidad. Había perdido la cordura bajo aquel efecto de pánico e incomodidad rodeado de “enemigos” mientras pensaba que era una oportunidad perfecta. Con ayuda de aquellos asesinos, debía eliminar a la sucia estirpe que tanto odiaba. Inesperadamente, los asesinos pronto desaparecieron y una tenue luz iluminó el sector donde se hallaba el público. Las personas pudieron entonces observar bien aquella terrible escena y buscar los cuerpos  que habría dejado el impresionante suceso.
Continuará...

Por Camilo

2 comentarios:

  1. Muy real esa obra o me parece??
    A seguir aguardando entonces!

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  2. Netomancia: Júzguelo usted mismo. Para cada personaje tiene un nivel diferente de realismo.

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